Me encanta esto que dice Juan Luis Arsuaga en la entrevista publicada hoy en el suplemento dominical de El País:
"Hace poco, una amiga psicóloga me dijo que ese niño que todos llevamos dentro es el ser básico. Quiere decir que a los 7 años tienes todavía la capacidad de asombro, y que yo no la he perdido. Y la capacidad de divertirte, y ese espíritu travieso. Y la capacidad de ensoñación, de imaginarse cosas. Y sobre todo la pretensión absurda, que la vida te hace ir descartando, de que en principio todo es posible. Y bueno, ¿por qué no?. A veces pienso que nosotros, los que hacemos este trabajo, tenemos una vida mágica. Yo hago un trabajo de científico normal, pero me dejo llevar por la fascinación que aún me produce lo misterioso, lo oscuro. Tengo el ánimo de explorador. Hay una teoría muy respetable que dice que los humanos somos una especie que no ha completado su desarrollo; que somos una especie de bebés gigantes, para entendernos. Porque tenemos, se dice, rasgos físicos infantiles y mantenemos esa capacidad inquisitiva de explorador, y la capacidad de juego, que es propia de las crías de los mamíferos. Luego ya no juegan, porque el juego es una preparación para la vida, y con el juego aprenden a sobrevivir."
Bueno, supongo que es un modo coloquial de explicar el concepto de neotenia (mantenimiento de características juveniles en la forma adulta de un animal).
Creo que Sagan también opinaba de la capacidad de asombro que muchos pierden durante la adolescencia. Creo que tenía una entrada en mi bitácora.. hmm... aquí: Ciencias, letras o educación
Una citas de "Homo Ludens", aunque no tenga mucho que ver:
"Los animales pueden jugar y son, por lo tanto, algo más que cosas mecánicas. Nosotros jugamos y sabemos que jugamos; somos, por tanto, algo más que meros seres de razón, puesto que el juego es irracional."
Yo estoy de acuerdo con Arsuaga, claro.
Incluso cuando he pasado hambre (y mucha) he estado de acuerdo con eso. Y en parte pasé esa hambre por eso y gracias a eso ahora no paso más hambre.
Es posible que nuestro gran tamaño cerebral sea sólo un efecto secundario. La verdadera adaptación quizá sea precisamente el ser inquisitivos durante toda la vida.