He llegado de mi viaje por el pirineo de Huesca con la cámara a rebosar de fotos, algo más de 200, a pesar de que tuve problemas para recargar las baterías en el camping. Y es que no es fácil encontrar un enchufe y permanecer junto a él unas 4 horas. Aún así, y aunque me he quedado con las ganas de tirar alguna foto desde la cima del Aneto o el Posets (otra vez será.. si encuentro a alguien lo suficientemente motivado como para que me acompañe), tengo material suficiente como para estar entretenida unos días.
De la zona de Benasque me quedo con el Valle de Estós, a pesar de que esta vez nos pilló una tromba de agua cuando subíamos hacia los ibones de Batisielles, así que no pudimos llegar a ellos. El Aneto impresiona desde abajo, sobre todo si piensas que en esos momentos decenas de personas están en su cumbre, viendo exactamente lo mismo que esas bandadas de buitres leonados que se adivinan volando en círculos.
Pero para mí no hay nada como Ordesa. Me quedo tonta en cuanto llego a Torla y veo la muralla de Mondarruego. Esa pared me hipnotiza y no me suelta mientras estoy allí, cambia cada minuto según la luz del sol, por la mañana el verde brillante de los bosques de su falda resalta sobre lo demás, y por la tarde el sol colorea de rojo la roca caliza. Es una auténtica pasada, aunque haya gente que parezca no darse cuenta.
Este año el río Arazas, que ha excavado el cañón de Ordesa, lleva mucha más agua y eso se nota en la fuerza con la que se despeña por sus cascadas. La tormenta de la noche anterior hizo que los bosques de hayas estuvieran húmedos y brillantes, y fuera una auténtica delicia atravesarlos. Y bueno.. sólo de pensar que dentro de tan sólo un par de meses, el otoño se encargará de cambiar el paisaje llenándolo de contrastes.. me muero de ganas por volver.
Y todo esto es lo más parecido a la Tierra Media que he encontrado..
"La Compañía se puso de nuevo en marcha, muy rápidamente al principio; pero pronto el sendero se hizo abrupto y dificultoso; serpeaba una y otra vez subiendo siempre y en algunos lugares casi desaparecía entre muchas piedras caídas. La noche estaba oscura, bajo un cielo nublado. Un viento helado se abría paso entre las rocas. A medianoche habían llegado a las faldas de las grandes montañas. El estrecho sendero bordeaba ahora una pared de acantilados a la izquierda, y sobre esa pared los flancos siniestros del Caradhras subían perdiéndose en la oscuridad; a la derecha se abría un abismo de negrura en el sitio en que el terreno caía a pique en una profunda hondonada".
Ah.. y no todo ha sido contemplación diurna de maravillas naturales, también he disfrutado de un cielo nocturno de auténtico lujo, donde he podido poner en práctica muchas de las cosas que el Protoastrónomo nos cuenta.
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