Una de las cosas que he pedido a los Reyes Magos ha sido mi merecida nómina. Así que espero que mañana, al llegar al trabajo, hayan cumplido con mi deseo y pueda respirar tranquila hasta el mes que viene. De momento tendré que conformarme con las exquisitas chocolatinas que me han dejado hoy.
Parece que con el roscón de Reyes se acabaron las navidades. Ahora sí que habrá que empezar a poner en práctica todos aquellos propósitos que uno se plantea cada año, ya no hay más excusas para retrasarlo. A partir de ahora el reloj avanza imparable, descontando segundos, minutos y días... para que toda esta locura consumista, mezclada con buenos deseos, nostalgia de tiempos mejores y esperanzas, se vuelva a repetir. Así que para mí el año comienza mañana. Me encantaría poder ver al menos un atisbo del camino a seguir, pero la mayor parte del tiempo la insistente niebla de la incertidumbre lo cubre casi todo. Nunca me acostumbraré a caminar a tientas.
Aún detrás del recodo quizá todavía esperen
un camino nuevo o una puerta secreta;
y aunque a menudo pasé sin detenerme,
al fin llegará un día en que iré caminando
por esos senderos escondidos que corren
al oeste de la Luna, al este del Sol.
Canción cantada por Frodo de camino a los Puertos Grises.
Y como en respuesta, subiendo por el camino desde el fondo del valle, llegaron voces que cantaban:
A! Elbereth Gilthoniel!
silivren penna miriel
o menel aglar elenath,
GILTHONIEL, a! Elbereth!
Aún recordamos, nosotros que vivimos
bajo los árboles en esta tierra lejana,
la luz de las estrellas
sobre los Mares del Oeste.