Este es un ejemplo de cómo el mismo paisaje cambia por completo en cuestión de minutos. La luz fría y azulada de antes da paso a unas cumbres iluminadas por un sol a punto de despedirse, que ignora el modo en el que sus rayos son reflejados por las nubes y por las laderas nevadas, como si de un juego de espejos se tratara. El ritmo de las montañas.